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¿Por qué hay tantos niños con necesidades especiales en el Cervantes?

Estos son los casos reales de algunas familias con niños con necesidades especiales que han querido contarnos su caso ante la problemática que sufre el centro educativo

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Estos son algunos de los casos reales que hemos recopilado ante la incertidumbre de cómo es posible que el colegio Cervantes tenga tantos niños con necesidades especiales, 69 en concreto, y por el contrario, el colegio Santiago Apóstol y el Virgen del Rosario tengan cifras tan bajas en niños matriculados con necesidades especiales. Algunas madres de los 69 niños que se han visto afectados por la situación y saturación que sufre en dicho colegio, han decido hablar y denunciar su caso. Exigen una respuesta ante el desamparo en el que se encuentran por la falta de recursos del centro educativo. El centro ya ha reclamado esta falta a Consellería.

 

Además, algunas madres cuyos hijos tienen necesidades especiales se han volcado en el caso para dar su apoyo y hacer visible esta problemática que les ha afectado en algún momento de sus vidas por diversos motivos, y que aun siguen en la lucha de que sus hijos sean atendidos con plenitud, tal como lo exige la ley, pues algunas de ellas se han visto en la tesitura de tener que desplazarse fuera de la localidad para conseguirlo. Por lo que, anónimamente algunas de ellas, han querido contar su caso ante este medio de comunicación:

 

El primer caso es de una madre con dos hijos con necesidades especiales. El mayor tiene 10 años y está diagnosticado con TEA (Trastornos del Espectro Autista), más TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). El pequeño, de 5 años de edad, tiene un diagnóstico similar al de su hermano mayor, siendo para él bastante difícil la comunicación, necesitando mucha más atención y recursos. Ambos niños estudian en el colegio Cervantes.

 

Decidió, hace 7 años, que su hijo mayor fuera al Cervantes por recomendación del equipo de orientación del Santiago Apóstol, quien le argumentó que el Cervantes sí que tenían los recursos suficientes para que su hijo estuviera en las mejores condiciones puesto que contaban con profesorado especializado en pedagogía terapéutica (PT) y con educadora, cosa que el Santiago Apóstol no. Es cierto, su hijo mayor en los primeros años estuvo muy bien atendido, pero ahora, ante el aumento de casos y la falta de recursos se han visto obligados a reducirle las sesiones que necesita el niño para su desarrollo.

 

Con la entrada de su hijo pequeño al centro, hace dos años, fue cuando empezó a notar esta falta. Además, para reflejar el contexto, su hijo pequeño es el único niño de los 69 que recibe todas las sesiones que le corresponden, 12.

 

Ahora, esta madre denuncia que le han dejado muy pocas opciones para su hijo pequeño, que acaba el ciclo de infantil, o bien se tendría que desplazar a Callosa, puesto que no le dan opción de elegir otro colegio con aula específica, sino que es donde queden plazas, o bien que su hijo pasase a primaria sin estar preparado para esta metodología por diversos motivos de sus necesidades, quedando, una vez más, sin los recursos necesarios: “Yo lo que quiero es que mi hijo se quede en el pueblo, en su cole, con sus recursos necesarios, sin tener que renunciar a nada, como hacen las demás familias de niños neurotípicos. Ya está bien de que con todo lo que tenemos, encima nos falte el derecho a una educación digna, no es justo”.

 

Continuamos con otro caso, el de una madre de una hija con TEA, unas de las pocas personas con diagnóstico que cursa en el Virgen del Rosario. Ella expresa que su hija, a pesar de estar en un colegio sin un número tan abrumador con niños con necesidades especiales como lo es el Cervantes, no recibe todo el apoyo que le corresponde por falta de recursos.

 

Su hija necesita de un apoyo constante para seguir la clase y conseguir su atención, algo que en el colegio no se lo puede proporcionar al 100%, teniendo que desarrollarse con plenitud gracias a todas las clases extraescolares que, por supuesto, suponen un gran desembolso económico para sus padres.

 

Ella nos asegura que “nadie de las personas que me he cruzado en toda la vida escolar de mi hija ha hecho las cosas a malas. Me tocará seguir luchando por mi hija, por supuesto, pero es la lucha que tenemos cada madre con un niño con discapacidad. El problema está más arriba a mi parecer, que quieren más inclusión pero no mandan los recursos necesarios para ello”.

 

Por último, unos padres, nos han contado su experiencia con sus mellizos de 5 años con necesidades especiales, los cuales no fueron aceptados en el colegio Santiago Apóstol con la argumentación de que no podían aceptarlos porque no podían cubrir sus necesidades, y que lo mejor para ellos sería que los matriculase en el Cervantes. Ante esto, los padres luchan para que el colegio Santiago Apóstol demande todos los recursos necesarios a Conselleria para que sus hijos puedan cursas sus estudios allí y sean atendidos como se merecen.

 

Ante esto consiguen media educadora, una AL y un PT, contando con que hay algunos niños más con necesidades especiales en dicho colegio, no sería suficiente, pues, por ejemplo, las necesidades de higiene de los dos pequeños no estarían cubiertas y si necesitasen un cambio de pañal, tal como les dijeron, serían los mismos padres quienes tendría que ir al colegio para hacerlo.

 

Finalmente, ante la situación de que sus hijos iban a estar desatendidos, y ante tanta problemática expuesta desde dicho colegio, decidieron matricular a sus mellizos en otro colegio fuera de la localidad, yéndose a vivir a Elche, una de las mejores decisiones, según nos cuentan, pues ahora sus hijos se encuentran con todas las necesidades cubiertas, están muy satisfechos con el colegio, que como nos trasladan, se implican de una forma real en su caso y en otros niños con necesidades especiales que se encuentran en el mismo.

 

Ante esta diferencia, fijan la responsabilidad en la Conselleria y por supuesto, en la implicación de las direcciones de los colegios, puesto que si se lucha y se trabaja, se obtienen los recursos necesarios en beneficio de todos.

 

Como conclusión, se destaca que la palabra “inclusión” no es la realidad en la mayoría de los casos, que queda mucho por trabajar y que es una lucha constante para solucionar todas las problemáticas que surgen en el camino y que en muchas de ellas, se encuentran solos y sin ningún apoyo, tanto el niño como la familia.

En este artículo mostramos las cifras que registra el centro de niños con necesidades especiales:

 

El colegio Cervantes estalla ante la falta de personal especializado

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