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La evolución de los pagos online: desde el sector del juego hasta la comida online

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En el momento presente, los pagos online se están convirtiendo en un estándar. Si bien hay gente que aún muestra recelo a pagar online, la mayoría lo ha hecho al menos una vez, sea con la tarjeta de crédito, por transferencia bancaria o a través de una tarjeta precargada que hayamos adquirido previamente en un kiosco o local especializado.

Mientras que algunos sólo se han atrevido a esto, otros utilizan pagos electrónicos como Bizum o ApplePay a diario. ¿Son exactamente lo mismo? No, por supuesto. Bizum es un sistema muy similar a PayPal en el que simplemente necesitamos conocer el número de teléfono móvil de nuestro destinatario e indicar la cantidad que queremos pagarle, el pago se realiza en cuestión de segundos de manera gratuita, de un smartphone a otro. No obstante es requisito indispensable que tanto emisor como receptor estén dados de alta en dicho servicio, y normalmente son pagos entre amigos o familiares, lo cual genera la suficiente confianza para no temer ser estafados. Con ApplePay y demás servicios sustentados en sistemas operativos móviles también ha habido un temor inicial a que pudiesen ser hackeados, pero quien tiene un dispositivo que permita pagar simplemente acercándolo al datáfono y utilizando nuestra biometría como garantía de identidad, termina utilizándolo en un porcentaje muy elevado de casos.

Estas cuestiones nos invitan a reflexionar sobre el hecho de que personas que utilizan estos sistemas sigan pagando contra reembolso en sus compras online a pesar del incremento de precio. El temor, entonces, posiblemente no está en el formato de pago, sino en la desconfianza hacia el negocio al que dirigiremos el pago. No deja de ser curioso, entonces, que hayan sido los juegos online los pioneros en las operaciones con dinero a través de internet. Los juegos de poker, por ejemplo, llevan más de una década facilitando que los jugadores realicen sus depósitos online y retiren sus premios de la misma manera. A fin de cuentas, y a pesar de que el poker online no siempre se juega con dinero real, son muchos quienes tienen la motivación económica para unirse a una partida, y en estos casos los depósitos son por importes pequeños la mayor parte de las veces. Hablamos de 5€, y si ya nos fijamos también en las tragaperras, sus depósitos parten de apenas unos céntimos, lo mismo que en las máquinas físicas que seguimos encontrando en los establecimientos hosteleros.

Estos movimientos de pequeñas cantidades de efectivo deben ser gratuitos, instantáneos y sencillos, por lo que el sector del juego ofreció desde el principio diferentes sistemas más rápidos y cómodos que la transferencia bancaria. Si bien se puede pagar con tarjeta, fueron de los primeros negocios en utilizar PayPal y Skrill. Hoy por hoy siguen empleándose no sólo en juegos que tienen que ver con apuestas, sino en Steam, ecosistema por excelencia de todo Gamer que utilice un PC para jugar. En el caso de los juegos para smartphone y tablet, es más común dirigir estos cargos a la factura telefónica o a la ID de usuario, sea Apple ID o cuenta de Google Play.

Una vez comprobado que este tipo de pagos no suponen riesgo, lo cierto es que los usuarios se deciden a probar en otro tipo de mercados los pagos online. Así, cada vez es más frecuente que aquellos que piden comida a domicilio por JustEat o UberEats o similares, realicen el pago previo a la entrega del pedido, vía PayPal, Apple Pay y similares. PayPal, por ejemplo, ofrece una protección del comprador que le aporta un valor añadido. Ante disconformidades y devoluciones (no de comida a domicilio, sino por ejemplo al comprar en tiendas de moda o de tecnología). Paralelamente, mercados como Amazon, que hasta hace muy poco sólo ofrecían pago con tarjeta, han dado un “paso atrás” incorporando a sus métodos de pago la transferencia bancaria, para acercarse a aquellos que aún están dando sus primeros pasos en el mundo de los pagos en línea, y convirtiéndose para ellos en una alternativa fiable.

Aunque muchas de las compras que se hacen en internet, ya sea de productos o de servicios, son de importes relativamente elevados, la mayor parte de las operaciones online con dinero consisten en micropagos dentro de juegos o suscripciones de diferente índole, sea a almacenamiento en línea, a servicios de música en streaming o a programas de uso profesional, que antes funcionaban con licencias de importes tan elevados que prácticamente todo el mundo acudía a la piratería y que han conseguido regularizar la situación en gran medida gracias a pequeñas cuotas mensuales o anuales. Son estos pagos de importe inferior a los 20€ (y muchas veces incluso inferiores a 1€) los que suelen hacerse a través de servicios como PayPal, Skrill o ApplePay, Samsung Pay o GooglePay. Comodidad, gratuidad e inmediatez son las claves de todos ellos. Eso sí, se recomienda tener un control sobre el total gastado al final de cada mes a base de pequeños gastos o gastos hormiga, pues sin darnos cuenta, podemos dedicar verdaderas fortunas al ocio a golpe de clic.

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