Por Ester Oltra. Psicóloga y Sexóloga. Sananda
La mayor parte del tiempo que estamos frente al ordenador, redes sociales, tablet, o algo por el estilo, solemos leer con frecuencia alguna mención sobre las relaciones toxicas. Y no me niegue el lector que no se lo ha preguntado alguna vez.
Durante el encofinamiento he podido leer varios libros relacionados con el sexo o terapia de pareja, he podido ver alguna película que otra. Sin embargo, de todo lo que he podido absorber en estos días me quedo con varias cosas. El orgasmo fingido de Meg Rayan en “Cuando Harry encontró a Sally”, o con el primo lejano que en una de brindis al sol con un buen Daiki grita eso de… “las llevamos al sitio más caro, les pagamos el gimnasio, les damos su espacio, su estatus, las tocamos como mejor podemos, ¿qué más necesitan?”. Fue entonces cuando decidí escribir este artículo.
Estas cosas “nimias” dan lugar a relaciones tóxicas. Pero antes es necesario comenzar con una pequeña definición. Una relación tóxica puede darse entre una pareja, amigos, familia. Es una relación que con el paso del tiempo se vuelve turbia y en consecuencia da lugar a un gran deterioro emocional.
No nos sorprende que, hoy, muchas personas se encuentren en este tipo de relación y por diversos factores no es consciente de que se encuentra inmersa en una relación tortuosa. Y aquí es donde podemos decir eso de… el amor es ciego, dicha persona, puede llegar a someter a la pareja, dando lugar a abusos, las personas que están sometidas llegan a pasar de desapercibido que están sometidas, e incluso pasan por alto los abusos. De hecho, hay estudios que indican que la mayoría prefiere tener una relación tóxica a estar solos o solas. Por ello, si la pretensión es salir de una relación tóxica lo primero que hay que se debe hacer es tomar conciencia de que se está en una relación toxica.
A continuación, hago una breve descripción del ciclo una relación tóxica;
En primer lugar, tu pareja te controla de manera indirecta utilizando comentarios sutiles. Se empieza por aspectos físicos (ropa, maquillaje), posteriormente vienen los hábitos, horarios o incluso las personas con las que te relacionas. Después se cede en cosas nimias para no discutir. Por último, habrá chantajes emocionales. Es lo que se suele llamar violencia psicológica. Es una forma de ejercer control. Esto se traslada a nivel sexual, es decir, posteriormente esa violencia o control, manteniendo relaciones sexuales que no te apetezcan.
Probablemente, siga con el cliché “tengo celos porque te quiero”. Los celos no son el mal menor, salvo que se produzca de manera desproporcionada. En este caso, la persona se vuelve manipuladora u obsesiva, controlando así a la pareja.
La segunda parte de esto es un poco más dramática, continúa con la desvalorización, provocando una disminución de la autoestima, incluso llegando a hacer sentir culpable o incluso lo hace tan bien que acaba convenciéndote de que aquello que te die es muy real. Ya sabemos que en una relación la falta de respeto no está justificada, y en cierta medida, desvalorizar a la pareja, conlleva humillaciones burla, o desprecio de los seres queridos.
¿Qué características tienen las personas tóxicas? Si me voy al psicodrama freudiano, me viene la imagen del perverso narcisista. En cambio, lo describiré de una manera más simple, suelen ser personas egoístas, siempre molesto con su pareja, cuestionando lo que piensas, lo que haces, controlan y/o buscan a la persona más débil, son volubles, es decir, hoy te quiero menos que mañana, esto quiere decir que un día se mostrará cariñosa y mañana fría. Algo que se dará cuando se intente romper con la persona.
Es necesario entender que hay momentos en la vida en que se puede caer en llevar a cabo conductas tóxicas y, sin embargo, no ser tóxica, pero si se produce repetidamente, se puede decir que hay cierto nivel de toxicidad en la relación.
