Calzados Mari Luz dice adiós después de 120 años y tres generaciones
José Antonio y Mari Carmen agradecen todos estos años a la gente de Albatera que ha comprado el calzado en "la Mari Luz" y han ayudado a mantener este comercio vivo
Tras más de 100 años y tres generaciones, «Calzados Mari Luz» cierra sus puertas definitivamente. Sus dueños se jubilan y no tienen relevo generacional, a pesar de ser un negocio que funciona. José Antonio Belso Alarcón y Mari Carmen Muries Quinto, sus dueños actuales, nos hacen un recorrido de este local que comenzó en 1920 como alpargatería.
José Antonio Belso Alarcón es la tercera generación de la zapatería, primero la abrió su abuelo, José Belso Martínez, luego, continuó en el trabajo su padre, Antonio Belso Flores, y ahora dicen adiós tras más de 100 años. De dos hermanos, fue José Antonio quien siguió con el trabajo familiar. Al principio, su mujer Mari Carmen y su padre llevaban el negocio juntos, mientras él trabajaba en Elche, pero el local familiar le empezó a exigir más tiempo cuando su padre enfermó y su mujer se quedó embarazada, por lo que decidió dejar su trabajo en Elche y seguir con el legado familiar, pensando que algún día podría volver a la ciudad, tras varias décadas, ha comprobado que su destino era mantener en pie esta mítica zapatería de Albatera.
El local, suele estar muy concurrido los jueves por la mañana, gracias al mercadillo local, y generalmente, a lo largo de las mañanas, ya que se ubica al lado del Mercado de Abastos.
El matrimonio combina el comercio de Albatera con la venta ambulante, algo que inició su padre para extender el negocio, primero con la bicicleta, luego con carro y por último con furgoneta, con el que se solía desplazarse a los mercados de Almoradí y Orihuela, en el que su padre puede decir que vendió en una ocasión calzado a la hermana del rey emérito.
Los inicios de este local se remontan a 1920, cuando se abrió en el mismo sitio que hoy en día como alpargateria, luego paso a ser la zapatería que conocemos hoy como «Calzados Mari Luz», en memoria de su madre, no de su mujer, como mucha gente del pueblo la sigue llamando al estar siempre presente en la zapatería, algo que va a echar de menos.
El abuelo de José Antonio Belso hacía los alpargates a mano, pues el calzado de goma no existía, cuando llegó ésta, las tradicionales alpargatas hechas con esparto terminaron casi desapareciendo. Como con este cambio, la zapatería ha tenido que pasar por muchas más adaptaciones, solo con decir que ha pasado por los reales, la peseta y el euro, ya bastaría, pero algo que también destaca José Antonio y Mari Carmen es «la libretica» de antes, donde se apuntaban todas la deudas de las ventas realizadas, luego, el domingo por la mañana, el padre de José Antonio se pasaba por las casas a cobrar, un hábito de lo más común, pues una compra, antiguamente, se pagaba poco a poco. Una práctica que se fue perdiendo pero que aún continua, de otra forma, en la gente mayor, quienes se suelen llevar varios modelos de zapatos a sus casas para probárselos antes de pagarlos.
Con la importación, tal como nos cuentan, han cambiado las necesidades del consumidor, por ejemplo, el deportivo (la Tortola y la Perdíz) antes se consideraba una prenda de lujo y se estrenaban el Día de Pascua, ahora, es un calzado diario y el que más se vende, mucho más que un zapato, que era la compra por excelencia de antes.
Ambos agradecen todos estos años a la gente de Albatera que ha comprado el calzado en «la Mari Luz» y han ayudado a mantener este comercio vivo. Ninguno de los dos está preparado para decirle adiós a este negocio que ha formado parte de sus vidas y ha sido su sustento durante tanto tiempo, pues Mari Carmen, también confiesa que «en este negocio, más que vender, hablas con la gente del pueblo, una conversación que voy a echar mucho de menos».










