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Los árbitros, el sector que encabeza los casos de violencia en el fútbol base

Comienza una nueva temporada en la que se espera reducir el índice de casos violentos en el deporte infantil

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Actualmente, la profesión de árbitro de fútbol está en peligro. Cada vez son más frecuentes los casos de violencia que aparecen en los medios. No hablamos solo de los árbitros de Primera División, sino de esa gente joven que se ocupa del fútbol base.  Aquellos chicos y chicas que van con ilusión a un terreno de juego, a veces acaban cansados de la grada.

Se acerca el comienzo de una nueva temporada de fútbol base. Los equipos van cogiendo forma y la competición está a la vuelta de la esquina. Cientos de niños y niñas frecuentan las escuelas de fútbol. Todos se apuntan con la ilusión de hacer deporte, divertirse y aprender. Esta es la verdadera filosofía del fútbol base: formar jugadores y fomentar el deporte. No obstante, hay personas que no entienden este concepto.

No solo comienzan la temporada los futbolistas, también lo hacen los árbitros. Algunos ya llevan años en la profesión, otros emprenden su aventura este año. Como decía antes, el fútbol base consiste en formar jugadores y fomentar el deporte. Sin embargo, no todo el mundo entiende esta definición y pierde los papeles en algunas ocasiones. Esta clase de personas se dedican a pagar su enfado con el árbitro porque ha tomado una decisión que ha perjudicado al equipo de su hijo. Reciben insultos, amenazas y protestas absurdas. No entienden el error humano. Aceptan que su niño falle una ocasión de gol, pero no que el colegiado se equivoque en una posible falta. Los partidos se calientan desde la grada. Se contagia al entrenador y acaba plasmándose en los jugadores.

Un árbitro de la categoría nos contaba “Vas con ilusión a pitar un partido y acaban quitándote las ganas de volver al fin de semana siguiente…No valoran el trabajo que realizamos, parece que la culpa de la derrota siempre la tenemos nosotros y nos sentimos menospreciados”. Además nos contaba algunas de las amenazas sufridas en el terreno de juego: “Más de un padre me ha llegado a citar a la salida o me han amenazado alegando que no saldría vivo de allí”.

Nadie quiere violencia en el deporte. Para ello todos debemos colaborar. Un padre que insulta o menosprecia está dando el peor ejemplo a su hijo. Los niños aprenden del comportamiento de sus padres. El respeto empieza en la grada y se debe plasmar en el terreno de juego. Juntos tenemos que acabar con este problema. Hagamos del fútbol lo que verdaderamente es: un deporte.

 

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